lunes, 17 de octubre de 2011

El aparecido

Como los ángeles de fiera mirada,
volveré a tu alcoba
y me dezlisaré hacia ti sin ruido
con las sombras de la noche

y te daré morena mía,
besos frios, como la luna,
y caricias de serpiente
arrastrándose en torno a una fosa.

Cuando llegue la lívida mañana,
encontrarás mi lugar vacío
y hasta el anochecer seguirá frío

Como otros por la ternura,
en tu vida y en tu juventud,
¡Yo quiero reinar por el terror!

Las flores del mal
Baudelaire

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