¡¡Ah que remedios!!

Será que ahora que una tristeza poco común me invade me gusta mas la pintura, ahora hablaré de una obra de una pintora surrealista de la banda de André Breton. Nada mas y nada menos que Remedios Varo, mejor conocida con ese nombre ya que el de pila se lleva un renglón del post.

Desconozco varios aspectos de ella, su biografía anda en la red, y como en la mayoría de los post de pintura, solo hago ensayos de las obras, ahora pondré su pintura llamada la ciencia inútil.

Ver a un monito gris moviendo la ruedita, tapandose con la cobija del suelo, acobijado, acurrucado, sin enmbargo moviendo la ruedita, tan gris y moviendo la ruedita, una que otra vez giro tras giro, como los hombres de ciencia dedicando su vida para hacer que la rueda giré y giré, la tecnología y el pensamiento cientifico que no se detiene, las maquinas que cambian la vida del hombre moderno, la filosofía nacida de la ciencia que nos brinda cada vez nuevas concepciones del universo del cual antiguamente las personas consideraban cosas misticas o de los dioses, seres elevados en pensamiento y alma, y sin embargo grises, Basta ver que la sabana sale de su mente lo acurruca y de hay se esparce al suelo, pues la mente, el conocimiento que viene de ella la, que le da alivio y cobijo, la base donde se posa la gran maquina independiente a la ruedita pero sobre la misma base, que el complacidamente mueve.
Tristemente puedo decir que si el hombre no trasciende al universo logrando hacerse una especie que superé el tiempo de vida del planeta que lo vio nacer, quedarán en la nada, más de 2000 años de pensamiento puro, las mas hermosas y bellas ideas de la matématica. así como la concepción cientifica del mundo que nos rodea, se perdera en la nada, es una tristeza saber que no sabrémos que alcanzarán las generaciones en 200 o 300 años, seguramente estaremos muertos, de ahí la ciencia inútil, y vemos a aquel hombre gris moviendo la ruedita, deseando ¿por que no? la tracendencia, sin embargo las ideas mas majestuosas de la ciencia, no son mas que pequeños granitos de arena, que se esfumarán, cuando nosotros no estemos aquí.

"Yavé sabia de la intrascedencia de sus creaciones, por ello las abandonaba, viajando sin rumbo, Errante en el universo".